Consejos para afrontar el cambio e ir a por tu proyecto
Tan normal resulta que, con el ajetreo de vida que llevamos, terminemos cayendo en la monotonía del “hacer por hacer”, con lo que ello supone: el estancamiento profesional, que en ocasiones termina también convirtiéndose en paralización propia. Cuando llegamos a esa situación puede que nos comencemos a replantear todo: ¿Debo variar mis hábitos diarios, mi círculo personal y/o laboral?
Según un reciente estudio de InfoJobs, el 27% de la población activa española (5.5 millones de personas) afirma que les gustaría cambiar de profesión, rehacer sus vidas, reinventarse en este 2022. Sin embargo, este deseo no concuerda con la realidad: en 2021 tan solo 30.000 lo consiguieron, muchos quieren y pocos pueden, o se lanzan a lo que a nivel mundial ya se conoce como “la gran renuncia” (en Estados Unidos 50 millones de empleados abandonaron voluntariamente su puesto de trabajo el año pasado). ¿Cuáles son las razones? Salud mental, agotamiento, falta de conexión emocional con la empresa, necesidad de dedicarse a algo distinto, la conciliación entre vida personal y laboral… Según Simon Sinek, experto en liderazgo y motivación, que desarrolló el concepto del “Círculo Dorado”, “el 100% de los clientes son personas, el 100% de los empleados son personas y, si no entiendes de personas, no entiendes de negocios”.
Pero ¿cómo conseguir salir de nuestra zona de confort? ¿Cómo dedicarnos a algo que nos llene y satisfaga más, donde podamos utilizar nuestros dones y al mismo tiempo ganarnos el sustento con ello?
Avanzar no es fácil. Cuando uno se lo plantea aparecen las dudas y el miedo a la incertidumbre. Lo mejor es que comiences dándote un respiro para ver tu situación actual con claridad. Tomate una semana de vacaciones, realiza un retiro, acomete parte del Camino de Santiago, sopesa los pros, los contras… Siempre con la energía elevada para que fluyan las ideas.
Si aún no estás preparado para lanzarte, puedes retrasar la decisión unos 6 meses, momento en el cual vuelves a analizar y planear el cambio. Quizás la unión de tus habilidades y pasiones te muestre la clave de tu propósito. Visualiza tu próxima etapa en los diferentes ámbitos: profesional, familiar, personal y espiritual.
Hazte la pregunta: “¿Cómo definirías el éxito?” ¿Buscas algo que integre tanto estabilidad como libertad, desarrollo como contribución? Déjate guiar por tu intuición y las coincidencias. Pero, ¿cómo desarrollar nuestra intuición? Señalan que la meditación es el camino. Lo ideal es adentrarte en alguna práctica que te lleve a la introspección a la vez que indagar sobre el sentido de la vida.
El propósito suele coincidir con aportar a los demás, se trata de dar primero y entonces el recibir ocurrirá por sí solo. Un ejemplo ilustrativo: una viable misión en nuestro trabajo podría asemejarse a fomentar la mejor versión del equipo. Si necesitáramos una presentación para ir a visitar un potencial cliente habría dos formas de obrar: pedirle a alguien del departamento que la prepare sin más; o conectar de antemano con nuestro propósito, para después darle a esa persona la oportunidad de participar en la reunión realzando su valía y motivándola a producir la mejor presentación posible. ¿Qué acción procura un resultado de mayor calidad? ¿Con cuál de los múltiples entornos laborales existentes nos quedaríamos?
En definitiva, antes de tomar decisiones y actuar conectémonos primero con nuestro verdadero propósito y luego vivámoslo.
Esto y otras ideas las puedes encontrar en la segunda edición recién lanzada de mi libro “Éxito con Sentido” que además colabora con la obra social de la Fundación Vicente Ferrer
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